viernes, 15 de junio de 2012

El alumbrado en el Arsenal de la Carraca

     Apenas tenemos noticias sobre este tema referidas a los primeros tiempos de la existencia de este Arsenal. No obstante, si leemos la Instrucción a observar por el Cuerpo de Marina... de 16 de junio de 1717, dada en Cádiz, vemos que los primeros sistemas de iluminación utilizados fueron los fuegos, las cuerdas encendidas y las lámparas de sebo. Todas ellas constituían un peligro en potencia pues atañían a unos recintos en los que la combustibilidad de los materiales era uno de los riesgos latentes, pues se trataban de embarcaciones y los materiales para su construcción, especialmente maderas. jarcias, estopas....

     La Instrucción General sobre Arsenales de 1730 refiere, en primer lugar, que a las 20.00 horas no debe haber ninguna luz encendica en estos, al menos sin permiso del Capitán de la Maestranza. Añade, además, que en todo caso se utilizarán lámparas metidas en linternas cerradas, bajo las cuales habrá un recipiente con agua. Esas normas nos muestran el grado de conciencia de la peligrosidad que entrañaba el alumbrado artificial en este tipo de recintos.

     Estas formas de iluminación fueron usadas en el Arsenal de la Carraca hasta mitad del siglo XIX. Entre 1840 y 1850 sabemos que se construyeron e instalaron máquinas de vapor con baterías y calderas, que fueron la fuerza motriz para el alumbrado (1), aunque el Ministerio de Marina no consideró económico su rendimiento. Debido a esto, los talleres y dependencias de La Carraca siguieron recurriendo a las velas de sebo. Una Real Orden de 15 de noviembre de 1854, alegando  motivos de ahorro tan unidos a nuestros presupuestos de la Armada, exige la supresión de las velas de luces de sebo de los faroles que llevaban las rondas y algunos otros, con efecto de enero de 1855. La misma prevé la transformación que habrán de sufrir los faroles para poderse alimentar de aceite en vez de sebo. Así mismo, en el presupuesto de ese año, se prevé que los vecinos residentes habrán de correr con los gastos de su propia iluminación.


     El 6 de febrero de 1855, una Real Orden aprueba el Reglamento de luces de Francisco Javier Márquez, que se aplicará el primerpo de marzo de ese mismo año. Ese día cesará el abono de las velas de sebo para reemplazarse por el de aceite. Se darán diariamente de octubre a marzo 5 onzas de aceite, los meses restantes sólo recibirán 4 onzas. Las luces interiores de los edificios las costearán sus moradores.

     Por esos años, La Carraca contaba con una serie de puntos de luces que su propio Comandante General juzgó como necesarios; tras su informe se establecieron 3 para las rondas debido a la amplitud del recinto; 3 para las puertas de tierra, mar y presidio; 4 para las balandras de custodia, 6 para los puestos de guardia, 2 para los establos de bueyes, 3 para la iglesia y sacristía, 1 para el hospital provisional, 20 para las cuadras del presidio, 1 para cada buque desarmado, 1 para los cabos de luces y 24 para cuarteles, oficinas, marinería, maestranza y dotación de falúas.

     Entre toda la marinería se nombraron 2 cabos de luces; estos eran los encargados de repartir el aceite de los faroles, encenderlos y apagarlos, así como velar por su limpieza.

     El proyecto de electrificar este Arsenal no había quedado en el olvido y aun se seguían haciendo estudios viables. Mientras tanto, enconctramos dos Reales Ordenes, de 30 de junio y 5 de julio de 1882, que establecen que este Arsenal habrá de regirse, en cuanto al servicio de luces, en el mismo régimen que los del Ferrol y Cartagena; hebrá de utilizar gas o petróleo y estas partidas se cargarán en las cuentas de pertrechos en vez de en las de víveres, como hasta entonces se había practicado. La Carraca, no obstante, no llegó a tilizar el gas ya que su canalización resultaba antieconómica por la distancia que le separaba de San Fernando.

     En 1883 encontramos varias Reales Ordenes alusivas al tema. La de 2 de marzo nos expresa que el alumbrado eléctrico está en vías de hecho, aunque una anterior, de 12 de febrero, establecía el número de luces de aceite que debían instalarse para alumbrar las embarcaciones menores y buques desarmados, fijándose en 33 obligatoriamente. Otra de 7 de abril, incrementa en 2 su número: una para la ronda y otra para la estancia de bueyes.

     Victor María Concas (2) atribuye el proyecto de electrificación a los oficiales ingenieros Puga y Hezode. Se utilizará el sistema de incandescencia de Edison. Dos máquinas dinamo-eléctricas, movidas por un motor Brotherhood de 45 c.v. y alimentadas por calderas de vapor, darán luz a 150 lámparas de 16 bujías ó 300 de 8. Estas máquinas se ubicarán en el punto más centrico del Arsenal, el taller de herreros de ribera. De allí saldrán 5 cables principales dobles que distribuirán la energía medianmte una conducción aérea fijada en postes y edificios; tanto en las gradas como en los diques la conducción será subterránea para no entorpecer sus labores. Cada lámpara se distanciará a 30 metros y habrá una llave que podrá apagarlas cada dos. En el caño de la Culebra habrá una luz cada 80 metros. El coste del proyecto asciende a 62.474 pts. y el del consumo anual se presupuesta en 11.000 pts. Se colocarán un total de 171 lámparas de 16 bujías y 249 de 8.

     Durante estos años se encarga de elaborar otro proyecto de electrificación el profesor de la Escuela Naval Militar, José Luís Díaz y Pérez Muñoz, quien había ayudado a Isaac Peral en su proyecto del primer submarino de propulsión eléctrica del mundo.Trabajando sobre el terreno, la humedad de la Carraca agudizó su enfermedad reumática muriendo en 1887, sin haber finalizado su proyecto.(3)

     Una Real Orden de 21 de setiembre de 1906 hace que se instale el alumbrado eléctrico para poder trabajar dentro de los buques. El Comandante Ingeniero y Jefe de Ramo Salvador Páramo y Aguilar ejecuta la obra siendo felicitado por el rey (4).

     En 1922 la casa Siemen instala una estación transformadora y convertidora, sobretodo para el alumbrado. Pero será a raiz de la Real Orden de 13 de junio de 1924 cuando la Carraca se pone a la cabeza de la modernización eléctrica. La obra de la electrificación se adjudica a la Siemens-Schuckert-Industria eléctrica S.A.tras varios estudios realizados por ingenieros y oficiales, y tras pruebas en distintos emplazamientos del Arsenal.

     La Compañía Sevillana de Electricidad proporciona energía trifásica a 30.000 v. que llega por dos líneas aéreas separadas, una de las cuales será de reserva. La Siemens se encarga de instalar una estación transformadora, adosada a la estación principal, de nueva planta. Es de hormigón armado, resistente a grandes cambios de temperatura, a la humedad, salinidad... tiene amplias chimeneas y está protegida de las lluvias, sobretensiones y fuego. Además se instala un grupo convertidor síncrono de 285 kv. y, como precaución extrema, dos grupos diesel que dan absoluta independencia al suministro eléctrico. Son terrestres, de 4 tiempos, 4 cilindros refrigerados por agua de mar y con 450 c.v. a 250 r.p.m para marcha continua (5).

La Carraca, agosto 1994
Ana García-Junco del Pino


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