lunes, 25 de junio de 2012

El agua potable y el Arsenal de la Carraca

     La Carraca carecía de agua potable en su perímetro a pesar de estar rodeada de agua y sufrir constantemente los problemas que la humedad producía en sus cimientos, construcciones y ambiente. La que le llegaba era de mala clidad y con poca higiene, debido al trasiego de envases que sufría el líquido desde su punto de origen, el paso del caño en barcas y su reparto en determinados puntos hasta finalmente su consumo.

     El suministro se había contratado, al igual que antes se había hecho en el carenero de Puente Zuazo, con la familia Ricardo, dueña de la Hacienda de las Anclas, popularmente conocida como La Aguada, situada al noreste de los terrenos de la población de San Carlos. En 1717 se contratan 50 cuarterolas diarias a razón de 750 reales de vellón al mes; en 1738 se vuelve a contratar y en 1753 se aumenta el contrato hasta un suministro de 1200; el consumo diario llegó a las 280 cuarterolas (1).
     Barros Caneda (2) nos dice que el plano del Arsenal de 1724 muestra ya una especie de acueducto por el que llegaría el agua hasta un canal transversal que lo surtiría del preciado elemento.

     En 1801 se construyen tres cisternas para almacenar este agua (3), que provenía de un aljibe de agua que sería reparado en 1828 (4).

     Siendo Ministro de Marina, Francisco Javier de Ulloa remedió este gravísimo problema que constituía una de las mayores necesidades de La Carraca. En 1833 construye una tubería que, desde los pozos descubiertos en San Carlos, lleva el agua a la Avanzadilla y de ahí a la Puerta de Tierra (5). Sabemos que en 1830 el suministro de agua había supuesto un coste de 18.000 reales anuales (6).

     Para cuidar el pozo que surtía de agua potable al Arsenal se establece, en 1847 una plaza fija de noriante, con 10 reales de vellón al día de sueldo por R. Orden de 16 de abril. Esta noria estaba situada en la Avanzadilla, adonde llegaba un acueducto que vertía el líquido en un depósito del que se extraía por ese método. Desde ese punto era transportado a La Carraca en barcas, lo que suponía un enorme gasto en piperías y hombres que las transportaban. Este depósito sufría diarias roturas por las que penetraba el agua salobre.

     En vista de esto, en 1848 emprende la obra de traida de aguas el General Cruz, obra que terminará José Quesada Bardalonga en 1857.

     Así, la nueva conducción , de medio kilómetro de largo, va por debajo del caño a través de mangas de gutapercha hasta la Puerta del Arsenal, sobre la que se colocó un gran depósito de hierro con una capacidad de 131,314 arrobas. Este, a través de cañerias de hierro fundido, distribuye el agua a obradores, cuarteles y fuente monumental que se ubica en el centro de la plaza (7). Cesáreo Fernández Duro (8), abunda en el tema y nos puntualiza que, además de esta fuente, hay otro depósito, colocado en el parque para proveer a la población. Añade además que el agua provenía del pozo de San Carlos del que se extraía por una noria manejada por animales, que luego serían sustituidos por una bomba de motor.

     Los tubos de gutapercha colocados en 1857 habían sido comprados, desde Cuba, en Londres por los Generales Armero y Bustillo (9).

     Una R. Orden de 13 de agosto de 1857 establece que este acueducto nuevo, que viene desde la Población de San Carlos, surta de agua potable al Arsenal de la Carraca. De hecho había comenzado a funcionar unos días antes, el día 8.

     La R.O. de 6 de junio de 1889 establece que La Carraca, sus dependencias y los barcos serán abastecidos por la Compañía de Aguas de Cádiz. El contrato se hará fijando el número de metros cúbicos por día para el consumo; la administración se comprometerá por un mínimo diario de 120, al menos por 10 años. El precio del metro cúbico no excederá de 0,50 pts.

     discurrirá el agua por una sóla cañería que terminará en un depósito general, a construir por la citada Compañía, que comunicará con los depósitos y aljibes existentes. La Compañía correrá con los gastos de traida, conservación y entretenimiento. Se establecerá un contador en el nacimiento de la tubería general de desague, aunque habrá otros en las dependencias importantes para controlar el consumo. Queda muy claro que la maestranza no abonará el agua consumida. Tanto el proyecto del contrato como los planos de distribución serán remitidos al Ministerio de Marina.

     Cristelly comenta que en 1890, debido a las averías de las conducciones, gastos de mantenimiento y mala calidad del agua, se comienza a excavar un pozo artesiano, que pronto se paraliza. ¿Se refería al que aun puede verse entre la maleza en las cercanías de Cuatro Torres?.

     La última noticia sobre el tema la encontramos en un Real Decreto de 25 de enero de 1904. Según éste, en el presupuesto de 1905 se incluyen una partida de 100.000 pts. para construir un aljibe en tierra y otra de 480.000 pts. para construir dos flotantes como las del Arsenal del Ferrol.

     En la actualidad, La Carraca recibe el agua potable por una tubería que parte desde San Fernando, concretamente detras de la Venta de Vargas y atraviesa el caño por los bajos del Puente de Hierro, que da acceso a la actual Puerta de Tierra. Una vez traspasada ésta, se bifurca para abastecer al Arsenal y a la Empresa Nacional Bazán, respectivamente.

     Quedan vestigios de una antigua canalización que llegaba por la parte sureste del Arsenal, hasta la destruida Hacienda de bueyes, al otro lado del caño Espantatajeros, que parecía discurrir hasta el puente del ferrocarril. Paseando por las cercanías de esta antigua hacienda, hasta hace poco podían observarse algunos trozos de mangueras de gutapercha en cuyas uniones de metal podía leerse "...London...".

La Carraca, mayo de 1994

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